
Mi vida que no es mía pertenece a un sentimiento de culpa arraigado en mi sistema por años de múltiples negaciones, depresiones, olvidos, golpes, muertes, peleas, amores, desamores, incestos, viajes, borrachos, fiestas, madrastras, gente buena, gente mala, los hijos de los hijos de los hijos de un pueblo enfermo masacrado, dolido, olvidado, adormecido, mutilado, sobre estimulado y sobreexplotado.